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terça-feira, 23 de novembro de 2010

Poemas del brasileño Manoel de Barros, en español (castellano)

Poema 10 de "Desejar ser", segunda parte del "Livro sobre Nada"


Mosca colgada en la vera de un rebosadero -
Me parece más importante que una joya pendiente.

Los pequeños envoltorios para momias de pajaritos
que lo antiguos egipcios hacían
Me parecen más importantes que el sarcófago de Tutan-
kamon.

El hombre que dejó la vida por sentirse una cloaca -
Me parece más importante que una Central Nuclear.
Es decir, el culo de una hormiga es también muy más
importante que una Central Nuclear.

Las cosas que no tienen dimensiones son muy importantes.
Así que el pájaro tu-you-you es más importante por sus 
pronombres que por su tamaño de crecer.

Es en el ínfimo que yo veo la exuberancia.


Traducción Adrian'dos Delima 
el tu iu iu and you
                                                                                                                                                                                                          .............................................................

CUADERNO DE APUNTES

Debo hablar ahora de mí,
eso sería un paso en la dirección del silencio...                                 

SAMUEL BECKET en El innombrable.

I.
Dejé a un ave amanecerme.

II.

Cada vez que la mañana está siendo comenzada en mis
ojos, es así...

Esa luz empozada en cilantrillos.

Los cilantrillos son ciegos.
Ninguna flor protege el silencio como ellos,

Oh la luz de la mañana empozada en los cilantrillos!

III.

Lozanía de las garzas en la mañana,

IV

El sinsonte de septiembre tiene rocío en la voz.
De mañana él recita el sol.

V

Cuando yo nací
                   el silencio fue aumentado.
Mi padre siempre entendió
Que yo era torcido
Mas siempre me enderezó.

Pasé años buscándome por lugares ningunos.
Hasta que no me hallé —y fui salvo.
A veces caminaba como si fuese un bulbo.

VI.

Ayer pasó por aquí un ancestro mío, que solfeaba a Bach:
"Quédese con nosotros, Señor, que la noche llega."
El cantaba así en las carreteras más polvorientas.
Y aquellas mariposas sobre unos ramos de tomillo
cantaban con él.

Atrás de nuestra casa trabaja un río.
El aluminio de los peces vislumbra.

VIII.                (recuerdo)

Pasó por dentro de la Plaza, hizo una belleza con el rostro,
y me vio.

Dijo que tenía tino para el piano; mas sólo tocaba mariposas...
Bichito contráctil:
A las primeras caricias en el pelo la valva se abría.
Usaba glicinas en el pubis.
Los ojos manchados de sueños.

IX.

Ahora estoy sofñdo de glicinas.

X.

He aqui la guacharaca —un pájaro sin industria.
El pasado oscuro de ella es un río.
Su voz tiene un sonido vegetal.

XI.

No sé bien de qué color es el color del amaranto.
Mas por el amar y por el canto queda bien ese amaranto
ahí (mejor que si yo usase perpetua, que es otro nombre
que se pone a esa flor).
Amaranto murmura mejor.

XII.

Descendió un tedio de verbena en mí.

XIII.

Ciertas palabras tienen ardores; otras, no.
La palabra jacaré hiere la voz.
Es como descender arañado por las escarpas de un serrucho.
Es nombre con verdín de lodo en el cuero.
Además de eso es agríope (que tiene ojo asustador).
Ya la palabra garza tiene para nosotros una sombra de silencios...
Y el azul la destaca!

XIV                (recuerdo)

Entré en la Villa do Livramento (Villa de Nossa Senhora
do Livramento —completo) cabestreando una yegua
resabiada.
En el Largo do Tanque, donde existe todavía hoy una Iglesia
Romana, la yegua paró.
Resabiada.
El sacristán apareció (cabestreaba un caballo).
Aquella verga del caballo por detrás en la yegua adentro,
yo vi de cerca.
Mi ojo se crepusculó.
Una araña estornudo personalmente.
Dio para aprender la concepción sin leer el Pentateuco.

XV

Dentro del abandono de mi boca hay una lujuria.

XVI.

Vi un incendio de girasoles en el alma de una babosa.

XVII.

Ahondo un poco el río con mis zapatos
Despierto un sonido de raíces con eso
La altura del sonido es casi azul.

XVIII.

Una palabra está naciendo
En la boca de un niño:

Mas atrasada que un murmullo.
No tiene historia ni letras—
Está entre el croar y el arrullo.

XIX.

De tarde el horizonte hace muelle mi ojo.
Pone brea.
De mañana hago abluciones con rocío.

XX.

En el ojo dorado de los sapos la primacía es de las flores.
Ellos tienen una virtud para las hortensias.

XXI.

El tordo guarda en el ojo
         andrajos de jardines.
Su canto entretanto es límpido.

XXII.

Hallé entre las pertenencias de Bernardo un jarrón para
coger lluvias, un cachimbo
y un rostro de insecto colgado en el pantalón.
Bernardo tiene fe casi así de molusco.
Para saber de los pajaritos sólo necesita de sus ignorancias.

XXIII.

Vi un agua viciada de mar!
Mis ocasos mudaron de aves?

XXIV.

Oigo una frase de guacharaca: en-en? só-jó? ajé jan? jum?...
No tuve preparatoria en lenguaje de guacharaca.
Escribi su nombre así . Más puede una palabra llegar
a la perfeccion de tornarse un pájaro?
Antiguamente podía.
Las letras aceptaban pájaros.
Los árboles servían de alfabeto para los Griegos.
La letra más bonita era la (palmera).
Garrapateé mis pájaros hasta la última naturaleza.
Noté que descubrir nuevos lados de una palabra era lo
mismo que descubrir nuevos lados del Ser.
Los paisajes comían en mi ojo.

XXV                (recuerdo)

Cerca del río tengo siete años.
(Pienso que el río me hermoseaba.)
Hallo vestigios de una voz de pájaro en las aguas.
Viajo en tren para el Internado.
Voy conversando pajaritos por la ventana del tren.
Un bedel raspó la cabeza de mi hermano en el internado.
Había un muro lleno de obstáculos.
Libertad había de ser saltar aquel muro.
Del otro lado habïa un pomar donde los mozos y las mozas
se encontraban y hacían hijos.
Nosotros nos manoseábamos.
En la Iglesia los padres reunían a los alumnos e intentaban
hablar en serio.
Pero yo siempre hallé mucha gracia cuando las personas
están hablando en serio.
Creo que ese es un defecto mïo visceral.

XXVI.

Después que atraviesen el muro y la tarde los caracoles
desistirán.
A veces desisten a la mitad.
Desisten de repente, porque se les acaba por dentro la baba
con que sangran sus caminos.
Vienen los niños y los arrancan de la pared huecos.
Y con hormigas por dentro paseando en sus restos de carne.
Esas hormigas son indóciles de huecos.
Ah, como serán ardientes en los caracoles los deseos de volar!

P.S.: Caracol es una soledad que anda en la pared.

XXVII.

Felpa
en el ojo de los pájaros.
Y este invierno que no acaba!

XXVIII.

Lodos ciñen mi exilio
Me desean
Intentan verdecer mis pies.
En sus piedras moran mis indicios.

XXIX.

La línea del horizonte casi roja
se estiraba desde una parte al este del cerro hasta una garza
real en la vera del río.
Un escarabajo intentaba alcanzar esa linea del horizonte
con sus ganchos de atrapar moscas.
Beligeraba como un guerrero medieval.
Luego después la linea oscureció.
Encontramos al escarabajo atrás de casa con las patas para
arriba.
Preguntaba: —Donde están los despojos del día?

XXX.

Detrás del vuelo de los patos siguen los restos del día...

XXXI.

Contemplo los engranajes de un muladar:
vísceras de colchones, cajones, tripas de aves etc.
La tripa es insigne!
Seduceme esa unión rastrera de las tripas con el musgo.
Seduceme el trono de los insectos.

XXXII.

Hay en los poetas un aura de vertedero?

XXXIII.            (recuerdo)

Un sujeto tenía una pierna de palo.
Su andar era oblicuo.
Su boca alcanzaba el canto.
Para avanzar en el puente, tenía que atravesar el río.
El río doblaba una pierna para que él pasara; mas él no
doblaba su pierna para pasar el rio.
De forma que nosotros, desde el barranco, permanecíamos,
de un modo asqueroso, esperando.
Era preciso amarrar una cuerda en la cintura del hombre y
después halar.
El hombre atravesaba el n
río como un pez arponeado por el
medio.
Pocos entendían casi nada; mas yo entendía un poco menos.
(Es así. Los desechos, al principio, no pasaban de restos de
hierba seca; después se tornanan la imagen de un pobre
hombre a la vera de un vertedero.)

Ese cojo era un pobre hombre a la vera de un vertedero.

XXXIV             (recuerdo)

En 1912,                            -
Entré a una secta desactivada cuyos miembros un poco
dementes
Se ocupaban de oír resonancias de ellos mismos en las
palabras
(igual que los loquitos cuando oyen paredes)
Comencé a saber menos sobre mis desencuentros.
Una porción de lodo forzó para abajo mi voz.
Aprendí que en el oscuro veo mejor
El rocío bendijo mi ojo.

P.S.: Ese es un trecho de la autobiografia
religiosa que estoy escribiendo para adornar la
noche de mi bien.

XXXV

La avispa amaneció
mojada sobre el vertedero.
El vuelo no aguanta más con ella.

XXXVI.

La voz de un pajarito me recita.

XXXVII.

Las guacamayas rayan las extensiones...

XXXVIII.

Hay por la tarde una disipación de aves.

XXXIX.

Vi la mosca de tul sempiterna
(Opulento conmigo ese rayo de luna...)
Vi un reptil de encajes y alamares
Las larvas de uniforme
Cucarachas de tocas pretextas
La brisa presa en el algodon
Y la vida de los prepucios minerales

XL.
Vi la tarde corriendo de los perros...

XLI.
Encolaban anémonas en el sol!

XLII.

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 Vi un éxtasis en el cisco!
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XLIII.

Llegan las golondrinas con vestigios de lluvias.
Ellas me desempeñan?

XLIV

Amúranse babosas frías en mis consonantes labiales.

XLV

Fui convidado por las aves para ser árbol.
Yo sufro preferencia por las piedras.

XLVI.

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Crece una ascesis en mi cuaderno.
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Voy a vender espinazo de mosca
         en el Helesponto?

XLVII.

Abejas novembrinas murmuran mi ojo.

XLVIII.

Sé de conchas en mí oyendo himnos.
Estoy en vano.

XLIX.
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Los cerros se agolondrinan largamente...
Yo me horizonto.
Yo soy el horizonte de esas garzas.

L.

Oh azaleas vehementes! Fin.



Traducción de Clara Aguilar
Extraídos de la revista  "DESHORA -  Revista de Poesía".  No. 8 Octubre de 2001 (Medellin, Colombia).


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